Muchos escritores desearían haber
conocido en persona a sus autores favoritos, aquellos a quienes admiran,
a quienes han intentado imitar y quienes han supuesto una gran
influencia en el desarrollo de su estilo literario. También es este un
deseo que, suponemos, anhelan los más fervientes lectores.
En cuanto a los que ya
nos dejaron, está claro que nos tendremos que conformar con leerlos,
estudiarlos y, por qué no, hacernos una foto con las muchas estatuas que
hay repartidas por el mundo, aquellas que nos recuerdan que un día esos
dioses de la literatura fueron personas de carne y hueso. Queridos
lectores, viajemos, pues, en busca de esas estatuas:
-Comenzaremos
nuestra aventura en Málaga. Allí podremos tomar el sol sentados en el
mismo banco donde, desde 2005, se encuentra Hans Christian Andersen y su
patito feo. La estatua, realizada por José María Córdoba, fue un
encargo de la Casa Real Danesa para conmemorar la visita del escritor a
esta ciudad eminentemente alabada en su obra Viaje por España.
-En Valladolid, podemos sentarnos en un banco de la Plaza de
Poniente junto a la estatua de la escritora Rosa Chacel, que aparece
representada con actitud muy natural, con un libro y una chaqueta
colocados sobre el banco y llevando una rosa en su regazo. La estatua,
esculpida en bronce, permanece allí desde 1996.
-La escultura de Ramón María del Valle Inclán está erigida en el madrileño Paseo de Recoletos. Es
costumbre cada 27 de marzo (Día Internacional del Teatro) celebrar a sus
pies un acto de imposición de la bufanda blanca para reivindicar la
supervivencia del teatro español y el compromiso y apoyo por parte de
las autoridades, con el fin de afianzar la sostenibilidad y la calidad
del sector.
-Y ahora sí, sobrevolemos el Atlántico y en Venezuela, en el Paseo de La Lectura, situado en la
Avenida las Américas. Allí se encuentra, como celebración al 450
cumpleaños de la fundación de la ciudad, las estatuas del autor local
Tulio Febres Cordero y del colombiano Gabriel García Márquez. Don Tulio,
situado a la izquierda, lee un fragmento de su conocido relato “Las
cinco águilas blancas”. García Márquez, con gesto desenfadado, comparte
con el autor merideño un fragmento de su célebre novela Cien años de soledad.
Una estatua de hierro forjado que muestra dos generaciones sentadas
sobre el mismo banco, charlando y creando un ambiente ameno y fraternal.
Si viajamos a La Habana (Cuba), podremos
visitar el bar preferido del autor, “Floridita”, donde era cliente
habitual. Hemingway pasó largas temporadas en la isla y concretamente en
esa ciudad, donde los lugareños le recuerdan con gran respeto.
- Esta vez, con destino a Dublín, para
visitar la estatua de Oscar Wilde. Esta estatua colorista se encuentra
en Merrion Square, y muestra al escritor en una pose informal, tumbado
sobre una roca y dirigiendo su mirada a la casa donde nació. La
escultura es ofensivamente conocida como “the fag of the crag” o “the
queer of the leer”, aludiendo a la homosexualidad de Wilde.
Y ahora partimos hacia Rusia, donde
llegaremos a la ciudad de Tomsk. Allí podremos contemplar la grotesca
estatua erigida al escritor Antón Chéjov, cuyas anotaciones en su diario
hacían referencia a los habitantes de esta ciudad.
Estas son solo
algunas de las estatuas que podemos encontrar en los distintos países
del mundo. Pero hay muchas más. ¿No os dan ganas de viajar?
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