Este libro cuenta la historia de una niña llamada Nikki que vivía en un pequeño pueblo de Madrid pero a sus quince años tuvo que abandonarlo por motivos de trabajo de su padre. Empezó tercero de ESO en un nuevo instituto donde no conocía a nadie. Ella se sentía sola y nadie la apoyaba.
Era
muy vergonzosa y le costaba integrarse con sus compañeros de clase,
pero ellos la apoyaron y consiguió hacerse amiga de dos niñas. En
el instituto ella también tenía enemigas, ya que la insultaban
constantemente.
Su
padre trabajaba de exterminador en casas del pueblo, cosa que ella le
daba mucha vergüenza porque pensaba que le iban a insultar.
Su
padre le dijo que iba a trabajar y ella quiso acompañarle para ver
cómo era su trabajo. Llegaron a una casa muy bonita y grande. En ese
momento tuvo la necesidad de ir al baño y como no podía aguantar
entró sin permiso de nadie. Cuando estaba dentro, escuchó ruidos
como si alguien estuviera subiendo las escaleras, tal y como pensó,
una persona entró en la habitación donde ella estaba y descubrió
que era su gran enemiga Carolina. No sabía lo que hacer y pensó que
si salía del baño y la veía, iba a descubrir que su padre era
exterminador y todo el mundo se reiría de ella. Al cabo de un rato,
salió corriendo y bajó donde se encontraba su padre. Le dijo que
tenía que irse a estudiar y así lo hizo.
Su
sueño era ser tatuadora. Un día le hizo un tatuaje a su amiga Adela
y al día siguiente todo el instituto quería un tatuaje de ella
porque eran preciosos. Al tener tanto trabajo empezó a cobrar todos
los tatuajes y ganó dinero extra para pagar los caprichos que sus
padres no les daban.
Al
final ella se hizo amiga de casi todo el instituto, hasta logró
hacerse amiga de Carolina, a la que todo el mundo odiaba. Consiguió
pareja para el baile de fin de curso y logró su gran sueño de ser
tatuadora, por lo que obtuvo una nueva vida que jamás creyó
posible.
María
González Cano. 2ºC
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